Clausura noche de sábado

Calurosa noche de sábado

Era una noche de sábado y Emma estaba sola en casa. Su novio estaba fuera de la ciudad por trabajo y ella estaba ansiosa por hacer algo diferente y excitante. Así que decidió ir a su cajón de juguetes sexuales y sacar su vibrador favorito.

Emma lo encendió y lo acarició suavemente sobre su ropa interior, sintiendo cómo su cuerpo respondía a las vibraciones. Luego se deslizó las bragas a un lado y lo deslizó dentro de ella, Emma cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación del vibrador. Era como si tuviera un amante experimentado dentro de ella, moviéndose con habilidad y precisión. Emma empezó a gemir suavemente, su cuerpo temblando de placer.

Pero pronto se dio cuenta de que necesitaba más. Así que se acostó de espaldas y empezó a deslizar el vibrador dentro y fuera de ella, aumentando la velocidad con cada movimiento. Pronto estaba gimiendo y jadeando, sus pezones duros y sensibles.

Emma estaba tan concentrada en su placer que no se dio cuenta de que su vecino, Tom, estaba en el balcón de al lado, fumando un cigarrillo. Cuando finalmente lo notó, se sintió avergonzada y cubrió su cuerpo con una manta. Pero Tom no parecía sorprendido ni molesto. De hecho, su mirada ardiente indicaba que estaba disfrutando de la vista. Emma no pudo resistirse y empezó a acariciarse los pezones, sintiendo cómo se endurecían bajo su toque.

Tom se acercó a su balcón y le guiñó un ojo, indicando que se uniera a él. Emma se mordió el labio y decidió aceptar la invitación. Se deslizó una falda corta y una blusa ajustada, salió al balcón y se unió a Tom, la besó apasionadamente, deslizando sus manos por su cuerpo. Emma se apoyó en la barandilla del balcón y se dejó llevar por la sensación del vibrador dentro de ella, aumentando la velocidad con cada beso y caricia de Tom.

Él la sujetó por la cintura y la giró para que quedara de espaldas a él. Tom deslizó su mano por debajo de la falda de Emma y acarició su trasero mientras ella gemía de placer. Emma se sintió aún más excitada al saber que su vecino estaba disfrutando de su cuerpo y del vibrador que seguía trabajando en su interior. Tom desabrochó su blusa y dejó al descubierto sus pechos, los cuales empezó a acariciar y chupar suavemente.

Emma se apoyó en la baranda del balcón y se dejó llevar por la sensación del vibrador y de las caricias de Tom. Estaba tan cerca del orgasmo que casi no podía soportarlo. Finalmente, con un grito de placer, Emma llegó al clímax, su cuerpo temblando y sacudido por las vibraciones del juguete y la pasión de Tom.

Emma estaba agradecida por haberse atrevido a experimentar con su vibrador esa noche, y por haber encontrado a un vecino dispuesto a unirse a ella en su búsqueda del placer. Se dio cuenta de que nunca se sabe lo que puede suceder cuando se está dispuesto a explorar y probar cosas nuevas.

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1 comentario en “Calurosa noche de sábado”

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